Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Las formas de tu rostro son el vacío de la carne
y si besas a los leprosos la nada se convertirá en rosa.
Las raíces de la tierra se alzan sobre el camino de piedra.
Más allá, más allá, sobre el puente que tiembla sobre el río que brilla.
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
El brazo de Hanuman nos sostendrá sobre el abismo.
El agua es dulce y, mira,
alguna vez bañará el vacío de nuestros miembros,
si hubieran caído nuestros dedos en el agua no se hubieran muerto,
pero todo fue tarde. Todo fue tarde entonces y ahora es tarde.
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Arrójame una moneda, te colmaré de bendiciones.
Alguna vez el Señor de la Fuerza batirá con aguas del estanque.
Una vez lo hizo y por qué no lo volvería a hacer, todo es lo mismo
más allá. Más allá. Tras las montañas está el rishi que lo ha dicho.
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Ram Ram Sita Ram Ram Ram
Yo no lo vi pero él dio su testimonio.
Estuvo en el ashram del bosque, allí compuso el poema sin tiempo
y entre los hielos contempla la respiración de Brahma.
Peregrino de pies ligeros, tú caminas sobre el polvo,
nosotros nos arrastramos.
Danzarín de pies sagrados, tú bailas sobre la línea del horizonte,
nosotros estamos acostados.
Todo lo que en ti es forma turgente brilla como el sol
y el sudor es de oro entre las luces del templo,
pero nosotros estamos vacíos de todo, de miembros y de carne,
somos las formas puras, los volúmenes puros, los hijos de la nada.
Danos una moneda, peregrino, danos una moneda y Sita te lo agradecerá sonriente,
Sita y Hanuman y Rama y Laksmana.
Cuando tú nos des la moneda nos arrastraremos hasta el quemadero.
El ave renace de sus cenizas,
nosotros renacemos de las cenizas de los muertos.
Ricardo Mosquera Eastman
"Nataraja", VIII