
Su mirada se ha fatigado tanto
al atravesar las rejas, que ya no ve.
Le parece que son mil los barrotes
y que detrás de los mil no existe mundo alguno.
La mórbida marcha de aquellos pasos
fuertes y elásticos, en pequeños círculos
se mueve, como danza de una fuerza
alrededor de un centro en el cual aturdido se yergue
un profundo deseo. Sólo a veces quita
en silencio de la pupila el velo.
Y una imagen la penetra, a través de sus miembros tensos,
hasta extinguirse en su corazón.
Rainer Maria Rilke