28 de agosto de 2008

ENSŌ: EL PAPEL VACÍO, EL VACÍO EN EL PAPEL

El Shinjinmei (s. VI) se refiere a la Gran Vía como "Un círculo como un vasto espacio, al que no le falta nada, al que no le sobra nada".

El ensō (円相) es simplemente un círculo trazado en un solo movimiento de una fracción de segundo. Realizado como un ejercicio espiritual en un estado de meditación, de no-mente... un sólo trazo de pincel hecho sin duda ni pensamiento. El círculo representa -en su vacuidad- la absoluta plenitud, simplicidad, integridad, infinidad, perfección de la armonía, la totalidad y la naturaleza cíclica de la existencia.

"La forma es vacío, el vacío es la forma".

El ensō nunca es un círculo cerrado: existe siempre una pequeña apertura en algún lugar que indica que no es algo contenido en sí mismo, sino que se abre al espacio, al infinito. Es un círculo que incorpora la armonía completa. El círculo somos nosotros mismos.

Un ensō fuerte y equilibrado solamente puede ser realizado por un pintor que tenga una mente (o no-mente) limpia y equilibrada. Las imperfecciones que existen en el ensō son precisamente lo que lo hacen perfecto, tal como es. La armonía en la forma de un ensō muestra claramente el nivel de profundidad espiritual que posee el pintor.

Ensō significa "fase circular": representa los ciclos, las repeticiones, el eterno retorno, la búsqueda del centro, el ciclo infinito de la vida y del universo. Y también la luna llena, la taza vacía de té, la rueda que gira, el ojo o rostro del Buda, el dragón o serpiente mordiéndose su propia cola... En un aspecto más profundo, el ensō simboliza el vacío de la nada, el círculo de la vida y la totalidad del espíritu.

El ensō perfecto es aquél que refleja la iluminación, el instante en que la mente es lo suficientemente libre para dejar al cuerpo o al espíritu crear más allá del ego... el momento en que la perfección del círculo queda atrapada en el vacío del papel. Entonces, el momento del caos se vuelve creación. Una creación vacía, sin nadie que haya creado nada.

E.C.